lunes, 18 de febrero de 2013

La parábola del enfoque por competencias






A raíz de este muy gracioso ejemplo quisiera hoy- si se me permite – realizar una pequeña reflexión sobre él. El humor siempre ha sido una manera-muy sana por lo demás- de analizar la realidad. Se dice de una sonrisa que es más económica y da más luz que una bombilla o el mismísimo Chaplin, nos sugería sonreír frente a un corazón adolorido o roto. Es una manera de liberar tensiones e incluso de introspección, pues cuando uno se ríe de sí mismo, surge una bella manera de revisarse y crecer. Creo que esta presentación trata de eso, de enfocar las cosas con humor, pero sobre una realidad paradójica. Justamente lo que produce la sonrisa en  él, es lo absurda de su situación, pero sin embrago, existe.  

No puedo averiguar su procedencia, pero por algunos conceptos diferenciados, adivino que no es chileno, sin embargo, me río y se ríen mis compañeros chilenos y ven reflejada su realidad en él, lo cual nos demuestra que no es solo una realidad nuestra y tampoco sólo la de ellos. Pareciera una tendencia… una triste. Y sí observo bien, me doy cuenta  que su lenguaje altamente tecnificado, es un lenguaje reciente, actual, casi cotidiano, lo que nos indica  su vigencia; tendencia… vigencia… triste.

Su presentación es en forma de parábola, un relato simbólico que busca un aprendizaje, es didáctico, es pedagógico, es nuestro lenguaje, pero ¿qué busca enseñar?
Su protagonista no es cualquiera; figura de la cultura hebreo occidental por excelencia, representa al “maestro” ;  y maestro es alguien que por esencia, enseña o mejor dicho, del cual podemos aprender… si queremos.
Es muy común asociar a la labor del profesor con ciertos rasgos simbólicos de la vida de Jesús, sacrificio, vocación, redención, modelo, “la otra mejilla”, evangelización, amor incondicional, entre tantos otros y acá de maestro, nuevamente es sacrificado. No quiero aquí rescatar una lección moral, si no simbólica, la del inconsciente colectivo, sobre todo el sudamericano y en la que el trabajo del profesor se convierte casi en un “apostolado” y que como tal permite soportar, tolerar, cargar, sacar adelante de manera abnegada, cualquier cosa y… ¿cuál es su límite?...¿ el cielo?
Nuestra historia no es solo paradójica por la absurda tecnificación de las exigencias pedagógicas solicitadas sino también por la tolerancia de los docentes a ese absurdo.
En esta parábola, Jesús no se retira debido a sus discípulos, ellos son su razón de ser, no existiría sin ellos, se retira por no poder demostrar… lo que en la actualidad, en sociedad de mercado y de la información, globalizadas, híper - tecnologizadas, podríamos considerar la máxima aproximación a la perfección divina… la calidad.
Sí alguna vez, la obsesión en las ciencias sociales fue la “objetividad” como búsqueda y dogma de la perfección “divina” de las ciencias, ahora, en la era de la información, sin tiempos ni límites, es la calidad. Es la misma búsqueda, la misma obsesión y probablemente los mismos quienes las exigen.
Esto nos lleva a la evaluación, de la cual no discreparé aquí como disciplina ni de su labor especifica en la educación a modo general, sin embargo, no puedo dejar a estas alturas- reiterar- algunas consideraciones, sobre todo, porque lo que sucede en la presentación que ahora evocamos ocurre y muchas veces ni siquiera es una exageración.
La calidad en la educación, pretende ser visto como un producto, un resultado final. Es un tema sensible pues en educación quienes la carecen, por lo general, son los grupos sociales desposeídos y marginados, no es pues de ningún modo la idea de privarlos de los beneficios más excelsos de ella, sin embrago, este bien ha sido usado como quimera, primero porque al ponerlo como un fin, busca la inmediatez de un resultado que solo vale en cuanto se pueda medir. Espero que todos entendamos que limitar la educación a algo que solo sea medible es de un reduccionismo inconmensurable. Por otra parte, centra el foco en la medición de la calidad y en todos el aparataje sistémico para controlar “el proceso” que supuestamente permite esa calidad, obviando lo central que es, la desigualdad social que existe y sobre todo lo que la provoca.
La educación es una solución real para la superación de la pobreza y la marginación, pero no es su causante, ni la consolida ni es la base de la injusticia social de un país. Creerlo es caer en el dislate del control, en la búsqueda obsesiva del culpable, en la infrenable burocratización de las evidencias, en la objetivación del docente y lo que es peor, es considerar a los alumnos como sujetos productivos.
     
Debemos por lo tanto ser cuidadosos con la evaluación, con sus fines y objetivos, pues sin corazón ni pensamientos propios muchas veces sirven a la lógica tecnocrática antes descrita.
Vuelvo a la graciosa presentación, que nos motiva hoy, en la que Jesús, como profesor de nuestros días, prefiere “renunciar” o es “martirizado” con una lluvia de instrumentos técnicos pedagógicos dentro de una lógica evaluativa de desempeño, por quienes finalmente no creen en su labor, en su razón de ser, en su sentido de maestro profundo, en su real labor pedagógica, porque no la controlan, no tiene límites y tiene el secreto misterio de la vida, de burlarnos de nosotros mismos y de hacernos sonreír. 

viernes, 15 de febrero de 2013

La Evaluación del Sistema Educativo


 

Las Evaluaciones del Sistema Educacional Chileno: El dedo quemado por el sol.

 
En Chile, con el fin de la dictadura y específicamente a partir de la década de los 90  del siglo XX, se impulsó senda reforma educacional que buscaba modernizar su sistema y consolidar el sistema educativo anterior heredado por la dictadura con una fuerte impronta ideológica neoliberal.

A partir de la década de los 80 y en dictadura, se había incorporado dentro de su política el mecanismo de competencia e incentivos a través de subsidios a la demanda o vouchers, que operan mediante subvenciones directas a los individuos. Esto estimuló al sector privado introduciendo una fuerte competencia primero en su interior, y con el sector público luego.

La reforma, se apoyó principalmente en dos ejes, el acceso equitativo a la educación y la calidad. Para ello, como base de su política, se centró en desarrollo de programas de mejoramiento e innovación pedagógica, el desarrollo profesional de los docentes, una reforma curricular y la implementación de una jornada escolar completa (Arellano, 2001).

Sin embargo, el modelo educacional chileno no posee un mecanismo que evalúe su sistema educacional de manera integrado ni sistemáticamente (MINEDUC-OEI, 1993), por lo que, como mecanismo de seguimiento del proceso, se adecuó el sistema de medición nacional, SIMCE (Sistema de Medición de la Calidad de la Educación), consistente en una prueba estandarizada aplicada a 4º básico todos los años, y a 8º básico y 2º medio alternadamente año por medio. También un aprueba cada dos años de inglés a 3º de secundaria y una evaluación muestral todos los años de Educación Física en 8º básico. La prueba se acompaña de un cuestionario de contexto, donde se recoge información, sobre los docentes, padres y apoderados. Además el sistema y el mismo instrumento SIMCE ha sido evaluado por pruebas internacionales como PISA y TIMMS.     

Estos sistemas, han reflejado avances lentos y grandes brechas en el rendimiento entre los sectores sociales en claro desmedro de los sectores más desposeídos y también, diferencias sustanciales entre el sector privado y el público, situación que ha tendido más bien a la estabilidad durante el tiempo. Además, las mediciones internacionales han ubicado a Chile muy por debajo de las medias de la OCDE u otros estándares, por lo que la calidad del sistema educacional chileno, según estos análisis, queda altamente cuestionado.

A esta situación se le suman los fuertes movimientos sociales liderados por los estudiantes los años 2006 y 2011 para exigir una profunda reestructuración del sistema educativo chileno heredado de la dictadura, demanda que solicita una exigencia central, reformas sustanciales al modelo económico y político en Chile. Desde esta última perspectiva, por su relevancia y el amplio apoyo social obtenido, la percepción es de crisis profunda del sistema educacional.

Paradójicamente, la opinión de quienes han liderado el desarrollo de la reforma y el modelo educacional actual es distinta: “Precisamente, porque el país ha resuelto las carencias históricas y ha alcanzado un estándar razonable de desempeños, el Panel estima que la situación de la educación chilena está lejos de ser caracterizada como de crisis.” (MINEDUC, 2010)

Se evidencia entonces desde la óptica de los protagonistas del sistema- los estudiantes- y quienes se encargan de implementarla, una diferencia sustancial respecto de la evaluación del sistema educativo, lo cual nos lleva a preguntarnos lo obvio, ¿La diferencia estará en lo que están evaluando?

Los estudiantes, argumentan desde lo cotidiano, con lo que no les gusta o cuadra del sistema en el que aprenden, desde su  situación económica, pues son ellos los que financian el 70 % del sistema (OCDE, 2004), desde el agobio de la deuda y el crédito y desde la desigualdad social, que se evidencia transversalmente en todos los indicadores, pero también, desde la óptica más política y del país que les gustaría vivir.

El Ministerio de Educación, a su vez, es considerado como un equipo altamente cualificado, por ejemplo, según el Centro de Estudios en Políticas Públicas en su informe Evaluación de Sistemas Educativos: Chile; en el que participa la ex Ministra de Educación mariana Aylwin, es definido como:   

El MINEDUC aparece como un actor central. Reconocido por su profesionalismo, capacidad de reflexión e innovación, sus titulares han sido figuras reconocidas del mundo político de Chile, lo que permite observar el prestigio y los grados de autonomía de este espacio al interior del gobierno nacional. (2007, pág. 9), luego se agrega;  El MINEDUC tiene grandes condiciones técnicas y de continuidad en sus equipos, que han desarrollado interesantes ideas, proyectos y materiales educativos. (pág. 15)

Esta continuidad, la ha llevado a desarrollar una política coherente y común por más de 20 años, más allá de los cambios de gobierno y orientación política de estos y que se perfila sobre todo a evaluar y mejorar la reforma educacional iniciada en los años 90.Uno podría pensar que ella obedece a principios de diseño de proyecto país, sin embargo, la carencia de esto último, es justamente uno de los aspectos más criticados del sistema por los estudiantes.  
En su evaluación del sistema educativo chileno el CEPP, se  diagnóstica que debieran revaluarse la gobernalidad de las herramientas de gobierno con que se cuentan pues:

 El hecho de contar con un sistema sumamente descentralizado, en el que gran cantidad de actores toman decisiones, dificulta la visión sistémica y la articulación de las acciones. En tal sentido es preciso revisar los mecanismos de gestión del sistema y evaluar la capacidad de gobierno de los mismos sobre las variables estratégicas, y los modos de representar institucionalmente a los actores principales del sistema en las decisiones que se consideran. (2007, pág. 37)

Así, la principal dificultad que pareciera tener el sistema para alcanzar los logros propuestos estaría en un problema estructural que corresponde además a la  principal característica del modelo, la excesiva descentralización.

En esta misma línea sobre las falencias estructurales que presenta el sistema, Donoso (2004) profundiza:

(…) este proceso de Reforma tiene fuertes contradicciones entre los postulados pedagógicos y el racional financiero neoliberal sobre el que opera el sistema, desatando una crisis que se agudiza en la operación de un modelo de funcionamiento en el cual el Ministerio de Educación, no dispone de las herramientas legales adecuadas para garantizar el cumplimiento de los estándares educativos de los diversos establecimientos escolares, situación estructural que no ha sido resuelta y marca la crisis de estancamiento de los logros escolares, en un país marcado por fuertes desigualdades sociales que la educación no puede ignorar ni menos mitigar. (pág. 1)
Como principales dificultades, Donoso (2004) observa la inmediatez de resultados que el modelo neoliberal busca en la racionalidad propia inversión-resultado y a la vez, la exigencia de lo tangible como idea de eficiencia y advierte sobre la exacerbación técnica del cual el modelo hará uso si no existen las reorientaciones necesarias. Obviamente estas recomendaciones no fueron escuchadas. Por otra parte concluye, que la principal dificultad en el logro de estándares de calidad y equidad se encuentra en “la gran desigualdad de capital económico, social, educacional y cultural” (pág. 128).Esta situación, dicho sea de paso, se ha mantenido como lo demuestra el último informe de la CEPAL (2012) respecto a la distribución de la riqueza en chile.

En resumen, el MINEDUC está consciente de la dificultad que presenta el sistema, pues como misma reconoce, los logros no son los esperados en razón del esfuerzo e inversión hechos, sin embargo, persiste en su política de buscar “responsables”:

Creo que a Chile le vendría muy bien retomar esa antigua tradición en la que las escuelas rinden cuentas por los rendimientos académicos de sus alumnos. Me atrevería a decir que las escuelas, sus directivos y sus profesores viven en la actualidad en un clima de semi – impunidad en lo que se refiere al desempeño escolar de los alumnos. No están haciendo la pega y sin una rendición de cuentas más acabada difícilmente la harán (…) A mi juicio se revela aquí que no han reflexionado adecuadamente sobre su trabajo, algo que es propio de personas que laboran en un ambiente relajado y poco exigente. (Beyer, 2002)

Volviendo a la evaluación del sistema, si el MINEDUC no reconoce esta falencia de su proyecto, entonces ¿cuáles son los parámetros de su evaluación?

Obedecen principalmente a principios del modelo que lo constituye, es decir aspectos economicistas y por lo tanto técnicos  

 El modelo económico impuesto en la dictadura y mantenido luego, busca generar crecimiento a través de ser un referente de libertad económica con la que pretende atraer la inversión externa y mejorar la competitividad en las exportaciones primarias, principal fuente de ingresos chilena, para ello, necesita relacionarse con los principales agentes económicos mundiales y demostrar su disposición a aceptar sus recomendaciones.
 Hoy, Chile acepta formalmente la invitación de los 30 países de la OCDE a sumarse a ellos, convirtiéndose en el primero de América del Sur en adherirse a esta organización. Para Chile, esto representa el reconocimiento de casi 20 años de reforma democrática y de políticas económicas sólidas. Para la OCDE, es un paso importante en sus esfuerzos por construir una economía global más fuerte, más limpia y más justa.
Chile ha trabajado arduamente para cumplir con los requisitos de la OCDE. Con esta adhesión, se une a una organización cuyos miembros trabajan al unísono para encontrar soluciones comunes a problemas globales, desde los desafíos de la política económica hasta la respuesta al cambio climático (…) Pertenecer a la OCDE significa estar en el centro del diseño y de la implementación de las reglas que moldearán la economía y la sociedad de mañana (…) Orienta a los Gobiernos en su búsqueda de la excelencia educativa.(…) (Gurría, 2010)
Las palabras del secretario general de la OCDE, son contundentes al demostrar lo riguroso que ha sido Chile en cumplir con lo encomendado.

Chile solicita su ingreso a la OCDE el año 1993, pasando a partir de ese momento a ser participante ad hoc y observador. Dentro de los requisitos para participar se encuentra una evaluación de su sistema educativo cuyos resultados fueron entregados el 2004, este informe, probablemente el más completo que se haya realizado sobre el sistema educativo chileno, será el que sirva de modelo respecto a las políticas a seguir. Si bien el informe de la OCDE (2004) también establece criticas contundentes al modelo desarrollado e incluso coincidencias en los problemas estructurales, como por ejemplo:

La educación chilena está influenciada por una ideología que da una importancia indebida a los mecanismos de mercado para mejorar la enseñanza y el aprendizaje. Por lo tanto, el intervencionismo activo del centro, está limitado por mecanismos de mercado. Los mecanismos de mercado, en la práctica, son generalmente débiles estímulos para la implementación o mejoramiento educacional, por numerosas razones. La más importante de ellas es que en el sistema hay una capacidad inadecuada de respuesta a los estímulos del mercado para producir un mayor aprendizaje estudiantil. La falta de capacidad de liderazgo instruccional y administrativo entre los directores de escuelas, se une a la falta de autoridad de supervisión (aún en las escuelas privadas), para entregar la mayor parte del poder en las manos de los profesores para que puedan implementar reformas y mejorar el aprendizaje. Los profesores más capaces pueden realizar esto, pero no los de baja capacidad. (OCDE, 2004, pág. 290)

Al plantear las sugerencias la OCDE (2004), ninguna de ellas apunta realmente a la reestructuración profunda, sino mantener y ajustar los mecanismos de control respecto a la eficacia y eficiencia, es decir la tecnificación del proceso.
Así por ejemplo, se sugiere que “El Ministerio debería clarificar el propósito primario del SIMCE para enfocarse en el rendimiento escolar como una medida de la calidad de la educación.” (OCDE, 2004, pág. 295)

Dentro de los requisitos de participación de Chile al interior de la OCDE está el someterse a la prueba PISA, que dentro de la lógica anterior permite “retroalimentar el currículo nacional y compararlo con las exigencias internacionales” (SIMCE, 2012, pág. 3). Lo que ha llevado a que paulatinamente el SIMCE se subordine a los estándares de PISA, al menos en sus pretensiones.  

Tenemos aquí entonces, el primer gran referente de evaluación que se propone el MINEDUC, como parte de una estrategia país, de inserción en el sistema económico mundial y en la lógica del libre mercado absoluto como propone su línea económica neoliberal.

En la misma lógica se pueden encontrar los objetivos que el Estado chileno se impuso en el  mismo período:  

Los desafíos de la etapa presente (2003-2006), son definidos por el Gobierno en términos de dos grandes ejes de política: i) ampliar las oportunidades educacionales y distribuirlas con equidad; ii) fortalecer el capital humano del país. El primer objetivo representa la contribución del sistema educativo al desafío de superar la desigualdad y fortalecer la cohesión de la sociedad Chilena. El segundo, aporta desde este sector al crecimiento económico, en el contexto de la globalización y la sociedad de conocimiento. Ambos objetivos se retroalimentan. No es posible lograr plena equidad en educación, sin las condiciones materiales que crea el crecimiento económico. No se fortalece la capacidad competitiva del país, sin una población universalmente educada y competente; no se produce crecimiento sustentable si el conocimiento se reparte desigualmente. (UNESCO-IBE, 2006, pág. 2)
Respecto al primer punto de sus objetivos; ampliar las oportunidades educacionales con equidad, se puede deducir, por lo que hemos visto, que las medidas incluidas dentro del sistema de reforma y sus ajustes estaban contempladas en ellas. Sin embargo, interesante es poner atención en el segundo punto que se refiere al fortalecimiento del capital humano. Por lo que su uso como objetivo de política de Estado nos demuestra la coherencia de los objetivos propuestos.

El capital humano, es un concepto técnico y parte de un discurso economicista en el que la persona se convierte en un recurso en función de la producción, que será incrementada en la medida de una mejor calidad de la educación.  
En el informe Capital Humano en Chile (2003)  de los influyentes Joaquín Brunner y Gregory Elacqua, se plantean las principales dificultades que poseía Chile para una mejor competitividad:

Si bien la educación chilena ha experimentado cambios y progresos, ella no está en condiciones de responder a las necesidades de más largo aliento que deben satisfacerse para garantizar el desarrollo sostenido del país. Sus potencialidades se ven coartadas por la falta de escuelas efectivas capaces de compensar las desigualdades de origen socio-familiar de los alumnos y, en el nivel superior, por la insuficiente capacidad para producir innovaciones tecnológicas, producto de la desvinculación existente entre las empresas y los organismos que generan y transfieren el conocimiento avanzado. (2003, pág. 6)  

Acto seguido para enfrentar esta situación, los autores proponen una serie de medidas que considero muy relevantes al menos resumir en lo siguiente:

1)         Para avanzar el país necesita definir y mantener de ahora en adelante una política coherente y efectiva de ampliación y mejoramiento de su capital humano, incluyendo de manera integrada las políticas de educación fundamental (preescolar, básica y media), de educación superior y de educación continua, con su triple componente de capacitación laboral, educación compensatoria y educación a distancia

2)         Es urgente reponer este “círculo virtuoso” en un nivel tecnológicamente más alto de la economía y en un nivel suprior de capital humano, como condición para empujar otra vez hacia arriba, sostenidamente, la productividad y competitividad del país.

3)         Al comenzar el siglo XXI, obtener que todos los chilenos en edad de trabajar completen al menos 12 años de educación es un imperativo de equidad y de política económica. (…) universalizar la enseñanza media de los jóvenes, reducir al mínimo la deserción escolar y ofrecer oportunidades de formación continua a cerca de la mitad de la fuerza de trabajo que no cuente con 12 años de educación.

4)         Chile necesita focalizar sus políticas educacionales en la calidad de los conocimientos y competencias que adquieren las personas.(…) Ahora en cambio importa más cuánto se educan y con qué impacto sobre los niveles de productividad de la economía. La política educativa debe generar un conjunto de dispositivos y procedimientos que presionen a las escuelas a elevar su efectividad

5)         La reforma educacional debiera concentrarse, de ahora en adelante, en generar escuelas efectivas, con profesores efectivos. La meta a corto plazo tiene que ser: subsidiar solamente escuelas efectivas y favorecer la permanencia en el sistema únicamente de profesores que muestren efectividad probada mediante procedimientos rigurosos de evaluación.

6)         Chile necesita avanzar rápidamente hacia la universalización de la educación preescolar y mejorar la calidad de su provisión, involucrando a las familias y creando redes comunitarias para este efecto.

7)         Chile requiere completar y corregir el proceso de descentralización escolar dotando de autonomía a las escuelas municipales, fijando estándares nacionales de logro respecto de los cuales los alumnos sean continuamente evaluados, revisando permanentemente el currículo para evitar su obsolescencia o excesiva rigidez, modernizando el sistema de inspección y apoyo a las escuelas para transformarlo de un aparato burocrático de control en una instancia de evaluación y respaldo a los docentes, alivianando el peso de reglamentaciones que inhiben la innovación y ampliando la información sobre resultados a los alumnos, las familias y la comunidad.

8)         Es imprescindible, por lo mismo, mejorar y acreditar la formación inicial de los profesores y sujetar el ejercicio profesional a exámenes periódicos, evaluar sistemáticamente el desempeño y logro de los docentes y, definitivamente, adoptar un régimen salarial donde el sueldo base sea acompañado de incentivos por capacidades, méritos y especialización y por procedimientos descentralizados de negociación colectiva.

9)         Necesariamente, entonces, Chile tiene que prepararse para invertir más en la formación de su capital humano, elevando el gasto público en educación (en relación al producto y por alumno); reasignando recursos hacia proyectos educativos que prueben ser más eficaces y explorando todas las formas posibles para atraer recursos privados a la enseñanza pública, sin que ello produzca exclusión de alumnos o genere una mayor segmentación social de la oferta educativa.

10)      Para elevar la calidad y productividad de su sistema de educación superior y ponerlo a la altura de las exigencias de una economía basada en el uso intensivo de conocimientos, el país necesita elevar las calificaciones del personal académico, ampliando las oportunidades de formación en el nivel de postgrado, tanto dentro como fuera del país(…)

11)      Para acceder a un nivel tecnológicamente más alto de la economía, y empujar otra vez hacia arriba su productividad y competitividad, Chile necesita desplegar un esfuerzo concertado destinado a ampliar su plataforma de conocimiento avanzado, multiplicar por dos—al menos—el número de científicos e ingenieros dedicados a labores de I&D y aumentar al doble su inversión actual en ciencia y tecnología,(…)

12)      El país requiere urgentemente definir una política de innovación, encomendando su diseño y posterior seguimiento a un grupo de tarea compuesto por el gobierno, el sector productivo y la academia, y preocuparse de que en su implementación participen en la primera línea las empresas, en estrecha relación con universidades, centros y laboratorios de investigación y agencias de transferencia tecnológica (…)

13)      Necesita elevar los estándares de producción estadística en el campo de la educación y el gobierno poner a disposición de los investigadores, sin trabas, la información disponible. (Brunner & Elaqcua, 2003)

Cualquiera que pueda observar las política educativa de los últimos diez años en Chile, se podrá dar cuenta que las recomendaciones recién expuestas han sido un claro referente para su implementación y que son estos los grandes lineamientos adoptados.

Entonces cuando nos preguntamos respecto a cuáles son los grandes parámetros con los que se evalúa el sistema educativo chileno por parte de su gobierno, es claro que no son los intereses educativos o pedagógicos los que priman si no los técnicos y  los criterios productivos.   
  
Es obvio entonces que no exista mayor preocupación respecto a las deficiencias desde lo pedagógico que implica volcar todo el proceso educativo en función de pruebas estandarizadas, ni las desigualdades y graves alteraciones que este proceso implica, ni las injusticias sociales que ocurren en su seno, ni el desgaste y descalificación continua que sufren los docentes, ni siquiera lo que piensan los principales protagonistas del sistema, los estudiantes e incluso gran parte de la sociedad.  

Vemos enfrentados entonces dos modelos de evaluación del sistema educativo chileno, uno que se vive en carne propia, de carne y hueso, que siente y que está vivo y otro que es propio del racionalismo técnico, altamente calificado pero que mantiene a Chile entre los estándares de mayor desigualdad social en Latino América.  

Bibliografía

Beyer, H. (28 de noviembre de 2002). CID ( Centrer for International Development at Harward University). Obtenido de CID ( Centrer for International Development at Harward University): http://www.cid.harvard.edu/archive/events/chile/harald_beyer.pdf
Brunner, J., & Elaqcua, G. (2003). Informe capital Humano en Chile. Santiago: Universidad Adolfo Ibañez.
CEPAL. (2012). Panorama Social América Latina. Santiago de Chile: CEPAL.
CEPP, C. d. (2007). Educación de Sistemas Educativos Chile. Buenos Aires: Konrad-Adenauer-Stlftung.
Donoso, S. (2004). Reforma y Politica Educacional en Chile 1990-2004: El neoliberalismo en crisis. Estudios Pedagógicos.Vol.XXXI nº 1. Universidad Austral de Chile, 113-135.
Gurría, Á. (11 de Enero de 2010). elpais.com. Obtenido de El país: http://elpais.com/elpais/2010/01/11/opinion/1263202739_850215.html
MINEDUC, P. d. (2010). Propuestas para fortalecer la profesión docente en el sistema escolar chileno. Obtenido de www.mineduc.cl: http://www.mineduc.cl/biblio/documento/201007091211380.Informe%20final.pdf
MINEDUC-OEI. (1993). Sistema Educacional Nacional de Chile. Santiago: Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación la Ciencia y la Cultura (OEI), .
OCDE. (2004). Chile. Revisión de las políticas Nacionales de Educación. Paris: Organización para la coperación y el desarrollo.
SIMCE. (2012). PISA 2012. Obtenido de www.SIMCE.cl: http://www.simce.cl/fileadmin/Documentos_y_archivos_SIMCE/Informes_2012/Folleto%20PISA.pdf
UNESCO-IBE. (2006). World Data of Educaction 2006/2007 : Principios Generales de la Educación Chile. UNESCO.

sábado, 2 de febrero de 2013

Evaluación de Aprendizajes





Eva Luz y los Aprendizajes: Una reflexión Crítica

 Cuando pienso en la evaluación de aprendizajes, veo un proceso sistemáticamente ordenado: evaluación diagnóstica – nivelación- contenidos - evaluación formativa - repaso- evaluación sumativa.

 Este orden penitente viene dado. Establecido, meticulosamente, sin rostro ni apellido. De hecho no se me ocurre mucho más que decir, que ya no esté claramente establecido al respecto, si no simplemente para “demostrar” y poder ser evaluado. 


Es cierto, constantemente estamos evaluando, a cada instante, en cada momento, pero no es de aquella evaluación de la que se nos invita a hablar aquí. No es sobre esa imperceptible relación, segundo, fracción en la que un profesor se da cuenta del ambiente en el aula, o su tensión o la tristeza en los ojos de un alumno. Acá tratamos de acercarnos al conocimiento del niño, de saber cuánto de lo que le tratamos de transmitir es incorporado, si sabe hacerlo, si tiene el hábito, etc… y luego “notificarlo”.  Podríamos decir “valorarlo” o “apreciarlo” como deseen pero como sea que quieran llamarlo es un acto subjetivo y parcial. Hasta antes de ser “indicado” la relación se basaba en la intersubjetividad, en la construcción dialógica o incluso en la dialéctica formativa, sin embargo, de pronto lo “calificamos”, es cierto, lo que pretendemos es emitir  un estado del conocimiento según nuestro parecer de “expertos”, pero el  saber de nuestros alumnos, no está separado del ser y finalmente la nota refleja mucho más de lo que nos proponemos.


La escuela moderna, incorpora desde su creación el reflejo del contexto en la que fue creada, la dimensión proceso-producto;  la nota, es la etiqueta del producto, de ahí que con el desarrollo de la educación y de su ciencia, exista una minuciosa preocupación porque la “etiqueta” sea la adecuada y se ajuste lo más posible a la realidad que se pretende medir, con mayor razón si este es un niño, niña u joven en formación. La nota “cuantificada”, se transforma en el elemento objetivo, matemáticamente riguroso, decimalmente exacto y el proceso en el que se inscribe rigurosamente establecido y constantemente reestudiado para que sea viable, ética y exacta. Sin embargo sigue siendo inexacta en su valoración.


Los énfasis por lo general, se establecen en los sectores estratégicos o de mayor importancia. A medida que nos preocupamos y profundizamos en la evaluación de los aprendizajes también demostramos su importancia para el sistema y le “enseñamos” a  nuestros alumnos donde está lo importante. Cuando lo calificamos, le asignamos simbólicamente la importancia que para el sistema tiene y él no lo recibe en relación al conocimiento evaluado si no al valor que aquel acto simbólico tiene. Lo mismo ocurre cuando los padres reciben los informes de notas y estas se traducen en caras desesperanzadas o de alegría.


El valor que le otorga el sistema al proceso final de la evaluación - la nota - es tan grande que de pronto simplifica todo el proceso de aprendizaje a aquel resultado, pues es ese el que “vale”, el que puede ser intercambiado, como si fuese dinero, por algo: permiso para salir, un portátil nuevo, las llaves del auto, una beca, un porcentaje para entrar a la universidad, etc.         


La creencia en una pedagogía científica legitimó el estilo de discurso al que podemos denominar razón instrumental. Se supone que existe una estructura de la experiencia común a todas las personas y unos objetivos determinados e inamovibles. El problema de la educación y de la formación estriba en identificar los medios más adecuados para la consecución de los fines establecidos. (Popkewitz, 1987, pág. 15)    

Y tales metas se logran incrementando la eficacia y coordinando los programas, que finalmente se traducen en el mejoramiento de la educación y en una imagen de pensamiento racional y de eficacia institucional, agrega Popkewitz (1987)  Gracias a esta imagen, se permite la evaluación de los aprendizajes.


Sin embargo, la importancia de la evaluación de lo que se aprende, no se queda solo ahí.


En ninguna otra parte se revela con más claridad la naturaleza del currículum oculto que en el sistema de evaluación. (…) Las recompensas son algo extrínseco, y todas las interacciones sociales entre profesores y estudiantes sufren la mediación de estructuras organizadas jerárquicamente (Giroux, 1990).

La importancia asignadas socialmente a las notas, permiten no solo evaluar conocimiento  si no también conductas y como tal subyace un control social. Es innegable reconocer que existe una relación de poder entre el profesor y el alumno en el que la calificación y la “valoración” juegan un rol.   Ya me parece escuchar el:


“- … para que le voy a discutir, si usted es profe, siempre tiene la razón y después me pone una nota y me…”


Lo que el alumno no sabe, que la evaluación de aprendizaje funciona como un sistema de control transversal.


El desarrollo de la razón instrumental es una respuesta al nuevo papel del profesional como asesor imparcial del político. No se trata ya de los valores últimos o de los propósitos institucionales, sino de la administración social. Esa nueva estrategia, sin embargo, no está exenta de valores o de intereses. (Popkewitz, 1987, pág. 16)

Para una institución escolar el rendimiento de sus alumnos es señal de éxito, logros y resultados, no hay motivos para dudar, sin embargo, no ocurre lo mismo a la inversa; es obvio, existe una natural preocupación por el aprendizaje de los alumnos, pero también en muchas otras, por la mala imagen que se producen en las evidencias que como institución se pretende reflejar. Como tal entonces, y al igual que en el caso de los alumnos, existe mayor preocupación por el resultado, es decir rendimiento, que por los aprendizajes. Uno de los indicadores de la calidad de un profesor, son las calificaciones que pone, por lo que será parte de su preocupación en función de su estabilidad laboral, el asegurar buenas calificaciones.


Así mismo, el número de notas por horas de asignatura, el calendario de evaluaciones, pruebas estandarizadas, notas de apreciación, entre otras son claras muestras de regulación y control  que permanece del racionalismo técnico, en función de establecer un control eficiente sobre la labor del profesor.


 El docente es visto, por tanto, como un técnico que debe aprender conocimientos y habilidades útiles para su intervención práctica, que se fundamentará en conocimiento producido por investigadores y especialistas. No es necesario que acceda a los modos de producción del conocimiento científico, sólo debe dominar los procesos técnicos con los que aquél es aplicado. (Medina, 2012, pág. 6)  



Evaluación de aprendizajes, sí claro. Valoremos lo que somos capaces de construir juntos, los limites que somos capaces de traspasar, los nuevos desafíos que eres capaz de plantearte con mi ayuda, Apreciemos lo que seas capaz de criticarme, lo que de mí puedas ver para crecer. Soñemos. Construyamos un mundo mejor.      

Bibliografía


Giroux, H. (1990). Los Profesores como Intelectuales: hacia una pedagogía crítica del aprendizaje. Barcelona: Paidós.

Medina, J. L. (2012). Las Bases Epistemologicas de la Práctica Reflexiva. Barcelona: Universidad de Barcelona.

Popkewitz, T. (1987). Ideología y Formación Social en la Educación del Profesorado. En T. Popkewitz, Formación del Profesorado:Tradición.Teoría.Práctica. (págs. 6-34). Valencia: Universidad de Valencia.